La explotación minera en las parroquias ubicadas al noroccidente de Quito es una amenaza para las poblaciones de la zona y para el Chocó Andino, uno de los lugares más biodiversos del país. Para frenar la expansión de proyectos extractivistas se formó el colectivo Quito sin minería.

Antecedentes

 

Las parroquias de Gualea, Nono, Nanegal, Nanegalito, Pacto, Mindo y Calacalí están ubicadas al noroccidente de la provincia de Pichincha y están ubicadas dentro del Chocó Andino. Esta zona es una de las 7 reservas de biósfera que existen y está amenazada por la minería.

Para evitar que se hagan nuevas concesiones las comunidades de la zona se organizaron y plantearon resistencia bloqueando caminos e impidiendo el acceso de las mineras. Para apoyar estos esfuerzos, varias organizaciones ambientalistas necesitaban una campaña que busque el involucramiento de la gente, con el objetivo final de convocar una Consulta Popular para decidir sobre el futuro del Chocó Andino.

El 29 de marzo de 2021, Quito sin minería presentó esta iniciativa de Consulta Popular a la Corte Constitucional, la cual fue aprobada y requería 200.000 firmas de apoyo para ser aprobada.

El proceso

El primer paso era ponerle un nombre a la campaña y crear su línea gráfica. Ya que las parroquias consultadas pertenecen al Distrito Metropolitano de Quito, se decidió que el nombre sería Quito sin minería. Así se buscaba involucrar a todas las personas que viven en la capital y no solo a las zonas afectadas.

Como en todas nuestras campañas, estamos convencidos de que un tono alegre, optimista y propositivo es la mejor forma de llegar a la gente por lo que la paleta de colores fue muy viva.

Optamos por que el oso de anteojos sea la “mascota” de la campaña al ser un animal muy conocido que vive en el Chocó Andino. Además, al usar un animal tan icónico, también apelábamos a la sensibilidad de nuestro público mostrando el peligro que corren plantas y animales frente a una concesión minera.

 

Si bien se eligió una directiva que tomaría las decisiones del día a día, los hitos más importantes de la campaña debían ser aprobados en asamblea, con la participación de varias organizaciones y de los pobladores de las parroquias.

Si bien el proceso grupal es complicado y toma tiempo llegar a acuerdos, la multiplicidad de voces y perspectivas es sumamente enriquecedora a la hora de crear una campaña comunicacional. 

Gracias al aporte de todas las personas involucradas se creó una campaña sólida, atractiva y muy humana que dio resultado. 

Implementación

 

Nuestro público estaba definido desde el inicio: queríamos llegar a todas las personas de 16 o más dentro de Quito para buscar sus firmas de apoyo y llegar a la meta de las 200.000. Al tratar con un público tan diverso en cuestiones de edad, situación geográfica e incluso clase socioeconómica planteamos una comunicación directa, sencilla y rápida. No queríamos hablar con tecnicismos ni dejar el debate en un ámbito académico. Al contrario, nuestra prioridad siempre fue acercar nuestros mensajes a la gente común y corriente.

La campaña fue pensada desde 2 frentes:

El primero era digital, donde compartiríamos la información a través de redes sociales y la página web, intentando llegar al mayor número de personas posible.

El segundo, y más importante, eran las actividades en calle, donde el grupo de voluntarios y voluntarias recogían las firmas en todo Quito. Esto se vio acompañado de una campaña de Relaciones Públicas y a la gestión incansable de resistencia de las comunidades.

La campaña se lanzó oficialmente el 26 de marzo y estuvo activa hasta el 24 de octubre de 2022.

Resultados

Al final de la campaña se entregó las firmas suficientes para convocar a una Consulta Popular, la cual se realizaría en agosto de 2023.

8.834.657
Personas alcanzadas

 

2.304
Comentarios recibidos

74.757
Reacciones

19.290
Compartidos

30.777
Visitas a la página web

892.135
Reproducciones de video

 

Material de la campaña

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